Momentos

¿Alguna vez pensaron que el ser humano es la sumatoria de momentos? 

O, mejor dicho, el ser humano es cada momento que atraviesa. Pero no me refiero a períodos de tiempo similares a los instantes; eso sería de una duración muy breve. Estoy hablando de meses o años. Para hacer más clara la idea, procedo a ejemplificar el pensamiento.

Hablemos acerca de una persona extrovertida que, durante su época del secundario, estudiaba lo justo y necesario. Se concentraba en la vida social: jugar en un club y salir todos los sábados por la noche. No pensaba en qué iba a ser de él cuando llegara a la facultad, no sabía qué iba a estudiar. Hasta que terminó el secundario.

Al año siguiente, el chico no pudo evitar su caída. O bien, necesitaba encontrar un rumbo. Entonces decidió ir a un curso de orientación vocacional, comenzó a trabajar, después a estudiar, y a salir los sábados igualmente. Pero, no tanto como lo solía hacer. Sus amigos del colegio vivían ocupados y quienes eran sus más cercanos se fueron a vivir al exterior. Así que siguió conociendo gente; siguió renovándose.

Espero que se haya entendido ese ejemplo, no quiero hacer extensa esta reflexión. Esta persona tuvo dos momentos hasta ahí: el primero en el colegio, y después cuando llegó a la facultad. Él no actuó de la misma manera en esas situaciones, ya sea porque cambiaron sus necesidades o porque simplemente se aburrió de lo que venía haciendo durante el colegio. Y así, como pasan los días, pasan los momentos de la vida y cambian los paradigmas personales. Esto lleva a pensar en muchas cosas, pero creo que una de considerable importancia es pensar que nadie es indispensable para la vida del otro. Lo sé, es duro pensar así, pero es mi opinión. Uno puede pasar momentos con esa persona, pero quizás en el momento siguiente ya no está. No importa el motivo; simplemente se fue. Quizás regresa, quizás no.  También hay ciertos momentos que duran una vida, y puede que compartas eso con alguna persona. Lo vital de cada momento es encontrar la felicidad, donde sea que esté para cada uno.

Así que uno en la vida va sumando momentos, va aprendiendo cosas nuevas. Hoy, en el momento en el que estoy, me di cuenta que la música me llena el alma. Y, también, descubrí que no hay mayor riqueza que la mente cultivada ni tesoro más preciado que la habilidad para escuchar. Pero es un tesoro muy difícil de encontrar, de hacerlo propio.


Espero haber hecho claro el objetivo de éste texto; estoy abierto a charlar acerca de esto, tema que creo que es mucho más profundo e interesante.

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