Frédéric y Fantine
Para Mica y Rodri
Con gloria, Frédéric saludó al público de la forma tradicional, junto a su grupo. Los sonidos de los aplausos llenaban el teatro, generando una marea que revolvía el interior de cada persona ahí dentro. Así que se bajó, desconectó su bajo y fue a buscarla. No necesitó correr, ya que ella la estaba esperando en el pie de las escaleras que usaban para bajar del escenario. Fantine lo abrazó tan fuerte como podía y él se dejó llevar. Ella tenía ojos marrones, ahora algo brillantes por las lágrimas que le caían gentilmente hacia su boca y su pelo, similar a un océano rebelde e intenso. Ahí es donde Fréderic amaba perderse: disfrutaba de esa sensación, pero internamente sabía que era el lugar más seguro que podía encontrar y siempre estaría a salvo. Se tomaron de la mano y esperaron el anuncio del ganador del concurso de bandas.
Con gloria, Frédéric saludó al público de la forma tradicional, junto a su grupo. Los sonidos de los aplausos llenaban el teatro, generando una marea que revolvía el interior de cada persona ahí dentro. Así que se bajó, desconectó su bajo y fue a buscarla. No necesitó correr, ya que ella la estaba esperando en el pie de las escaleras que usaban para bajar del escenario. Fantine lo abrazó tan fuerte como podía y él se dejó llevar. Ella tenía ojos marrones, ahora algo brillantes por las lágrimas que le caían gentilmente hacia su boca y su pelo, similar a un océano rebelde e intenso. Ahí es donde Fréderic amaba perderse: disfrutaba de esa sensación, pero internamente sabía que era el lugar más seguro que podía encontrar y siempre estaría a salvo. Se tomaron de la mano y esperaron el anuncio del ganador del concurso de bandas.
Anteriormente se habían subido a
ese mismo escenario tres bandas, presentando todos temas originales. Hubo una
banda, El gigante egoísta, que
peleaba la primera posición con la de Frédéric, El hombre que cuenta historias. Así que al final, se reducía a esos
dos grupos. Un hombre canoso, de ojos grises y una voz imponente, se subió al
escenario, anunciando que el primer lugar iba para la banda de Frédéric, quien
saltó de emoción, besó a Fantine y fue con su grupo a recibir el premio. Ella,
mientras tanto, regresó con sus amigas.
Trofeo en mano y con un disco a
producir, el grupo bajó y se quedaron en el camarín por un rato para celebrar.
Tomaron champagne, brindaron y comenzaron a gritar una vez más. Después de treinta minutos, él tomó su bajo,
agarró su guitarra también, la cual usaron ahí arriba también y salieron a
donde estaba todo el público, quienes seguían ahí tomando algo y bailando una
música algo básica, pero se estaban divirtiendo.
Era todo felicidad y emoción,
hasta que las amigas de Fantine llegaron hacia Frédéric llorando.
Le dijeron que tres personas
enmascaradas la habían raptado y le dijeron que lo estaban esperando a la
vuelta del lugar donde estaban, además tenía que llevar su bajo y su guitarra.
Así que él, solo y con sus instrumentos, fue rápidamente hacia donde le habían
dicho. Se paró en una esquina y vio cómo tres hombres se le acercaban
rápidamente; lo tomaron de los brazos y de la cabeza, diciéndole cómo rescatar
a su chica: Frédéric tenía que subirse al escenario y decir que todos sus temas
eran robados y que no merecían ganar. Antes de irse, los hombres tomaron los
instrumentos y los rompieron completamente.
Así que tomó un micrófono y frenó
la fiesta. Anunció su falsa deshonra, bajo lágrimas y con el cuerpo temblando
como si estuviera sufriendo un terremoto emocional. Reemplazó los aplausos por
insultos y El gigante egoísta fue
anunciada como la banda ganadora del concurso. Sin hablar con nadie, Frédéric
salió corriendo del lugar y en la misma esquina donde estaba antes, Fantine
estaba tirada. Llorando, ambos se volvieron a abrazar. Él pensó que lo había perdido todo, pero la
tenía a ella y era feliz así.
Semanas más tarde, los roles se
invirtieron. Ahora era ella quien estaba arriba de un escenario demostrando sus
habilidades aéreas. El sueño histórico del ser humano es poder volar, y ella,
con sus telas, estaba volando y muy alto.
Frédéric, desde abajo, sonreía.
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