Entradas

Mostrando las entradas de 2017

La tormenta

Las nubes que cubrían el cielo nocturno desataron una intensa tormenta en la ciudad, descargando toda su furia contra la ventana de Franco. Las hojas de los árboles se movían descontroladamente hacia todas las direcciones y el viento hacía temblar las paredes de las casas. Estaban en una ciudad, pero el jovencito corrió la cortina de su habitación y se dio cuenta de que estaba en el medio del mar, luchando salvajemente contra la corriente. La imaginación de los nenes es muy extensa y, como sabrán, no hay tormenta o situación alguna que la limite. Mientras tanto, los padres del chico se encontraban durmiendo tranquilamente con la puerta de su habitación cerrada. Valiente, Franco se refugió entre los múltiples pliegues de sus sábanas. Como le teme a la oscuridad, decidió dejar la luz del pasillo prendida y la puerta de su habitación entreabierta para que se filtrase un poco hacia su pieza. Tapado hasta la cabeza y aferrado a su manta como si de ella dependiese su vida, intentó dormi...

Amistad

Con un café y música sonando en el ambiente, decidí disfrutar de la vista que me ofrecía la ventana del bar. Ésta se encontraba algo sucia, pero las pequeñas manchas no me impidieron apreciar el pasaje que me ofrecía la ciudad a las cinco de la tarde. Más que la ciudad, a mi alcance se encontraban dos calles y tres esquinas; una ínfima parte del lugar que habito. Llovía. Las gotas caían del cielo de distintas formas: lo suficientemente suave para molestar la visión de aquel que se encontraba en la vereda y, a veces, caían tan intensamente que, al golpear las hojas de los árboles, las arrancaba con extrema violencia. Llovía como si el cielo se estuviera derrumbando, como si el mañana no existiera. Lentamente, la piel de cada transeúnte se arrugaba como si, en pocos minutos cada uno hubiera sufrido el paso de decenas de años. Al final, realmente, la lluvia parecía eterna y el mañana, utópico. Sobre la vereda donde se encontraba mi ventana, vi a una chica caminando. No pude distinguir...

La carrera de los miedos

Un día, ella se levantó de su cama. Miró a su alrededor y estaba en un lugar que no se asemejaba a su casa: la soledad era su única compañera, acostada en una cama que estaba más dura que otras veces, hasta que le prestó la suficiente atención como para darse cuenta de que no era su cama. Miró las paredes y se dio cuenta de que no era su habitación, considerando que no estaba tampoco su ukelele ni su guitarra. Lo único que había, frente a ella, era una puerta. Así que, al no haber otra alternativa, ella salió de ese lugar. En el instante que abrió la puerta, una ola de insectos la golpeó en la cara y ella, asustada, se volvió a encerrar. Cuando se dio cuenta de que no era una buena idea, prefirió buscar refugio en las afueras; así que corrió, moviendo bichos con sus manos y con la cabeza hacia abajo. Ella les tiene mucho miedo a estas cosas, pero sabía que su única opción era pasarlos por encima, superarlos. Primero su pie izquierdo y luego el derecho, emprendiendo una carrera int...

2017: un viaje submarino

Hasta hace unos meses, Lucía T. (voy a reservar su identidad ya que no encuentro sentido en revelar quién es) estaba entre nosotros. Todo cambió cuando emprendió su viaje en un submarino casero. Como encuentro su historia muy interesante, voy a contárselas en unos breves párrafos. Lucía T. estaba cansada del mundo. Su trabajo la aburría, salía a los mismos lugares y su rutina era constante. Su familia la agotaba, ya que tenían una relación insoportable: sus hijos le pedían la Luna y su esposo le discutía hasta por qué se ponía tal blusa o tal pollera para ir a trabajar. Un día, ella se encerró en su estudio con varios libros que le diesen la ayuda necesaria para construir un submarino, ya que siempre soñó con tener uno propio. Necesitó de tiempo, paciencia y voluntad. Eran tales las ganas que tenía de irse, que ni bien tuvo la posibilidad, empezó a trabajar. Así que, los meses siguientes, fueron como si Lucía no viviese allí, ya que sólo se hacía presente para comer. Cada noche,...