La tormenta
Las nubes que cubrían el cielo nocturno desataron una intensa tormenta en la ciudad, descargando toda su furia contra la ventana de Franco. Las hojas de los árboles se movían descontroladamente hacia todas las direcciones y el viento hacía temblar las paredes de las casas. Estaban en una ciudad, pero el jovencito corrió la cortina de su habitación y se dio cuenta de que estaba en el medio del mar, luchando salvajemente contra la corriente. La imaginación de los nenes es muy extensa y, como sabrán, no hay tormenta o situación alguna que la limite. Mientras tanto, los padres del chico se encontraban durmiendo tranquilamente con la puerta de su habitación cerrada. Valiente, Franco se refugió entre los múltiples pliegues de sus sábanas. Como le teme a la oscuridad, decidió dejar la luz del pasillo prendida y la puerta de su habitación entreabierta para que se filtrase un poco hacia su pieza. Tapado hasta la cabeza y aferrado a su manta como si de ella dependiese su vida, intentó dormi...